Miró por la ventana y la observó en el fondo de los jardines que se alejaban desde la base de la mansión. Llevaba un vestido rojo oscuro, del color profundo de una rosa, con un cuello de encaje blanco. Estaba conduciendo a su hijo alrededor del estanque que se encontraba en la hendidura natural del paisaje, señalando a los patos que se deslizaban sin esfuerzo sobre la superficie del agua. El día era fresco, con un cielo claro y brillante que colgaba bajo sobre los terrenos. Dibujó un círculo en la condensación de la ventana con su dedo, creando una mirilla por la que veía la escena. Podía ver la parte inferior de su vestido ondear con la suave brisa que soplaba cerca del suelo. A través de la pantalla opaca, la vio mirar hacia la casa y saludarlo.